Marco... Polo...
De juegos está llena la vida, y de juegos llenamos nuestro amor...
La historia de este encuentro de sentimientos siempre se vió inmerso en un eterno juego de escondidillas, o mejor dicho en el de Marco... Polo...
Cuando yo me escondía tu me buscabas, yo gritaba para que me encontraras, porque aún dentrás de todo el miedo que me provocaba el amarte tanto, el sentir tantas cosas y ver todo lo que sería capaz de hacer por ti, estaba el hermoso sentimiento, la felicidad y todo lo que veía a tu lado, esperando por que lo descubrieras... por descubrir el valor necesario para alcanzar lo que tanto deseaba y parecía ser correspondido... Pero las señales para que me hallaras no siempre eran claras, porque también se interponía el orgullo y algunos jugadores "invitados".
Pero cuando sacaba valor de ese amor y me decidía a acercarme, a demostrarte todo lo que inspirabas en mi, todo cambiaba, ahora tu te escondías, demostrabas tu miedo y lograbas que el mío se acrecentara aún más, porque había momentos en que tus gritos eran casi nulos, incluso daban la impresión de que no querías que te encontrara, que me querías lejos; pero otras ocasiones, no solo gritabas lo más fuerte posible, sino que incluso dabas pistas, casi salías de tu escondite para decirme "encuéntrame, aquí estoy".
La única verdad es que aunque hubieron breves instantes de encuentros, de magia, de felicidad; nunca logramos salir, ni sacarnos de nuestro escondite, y para deleite de los sadomasoquistas este juego sigue entre tu y yo, aún a través del tiempo y la distancia que hemos puesto entre los dos, sigue la tortura de buscarnos sin dejarnos encontrar, de encontrarnos sólo por instantes que lo único que consiguen es hacernos recordar los motivos por los que decidimos jugar, y seguir postergando el fin...
"Lo único cierto es que yo estoy escondida en tu corazón y tú en el mío..." SABU
¿Por cuánto tiempo seguirá este juego?
¿Algún día llegaremos a encontrarnos?
Marco...